Los espacios de coworking requieren innovación
El coworking es una tendencia que viene ganando espacio desde hace varios años en el país. Profesionales independientes, emprendedores, estudiantes y diversas empresas apuestan por esta dinámica de trabajo colaborativo.
Desde hace varios años el trabajo colaborativo (en inglés coworking) ha ganado espacio entre los freelancers, emprendedores, estudiantes e inclusive pequeñas y medianas empresas que buscan potenciar la productividad y creatividad de su equipo de trabajo por medio de espacios flexibles que invitan a la innovación.
Al igual que muchas otras actividades, este concepto de trabajo utilizado por el estadounidense Bernie DeKoven en 1999 para describir el trabajo colaborativo que se realizaba por medio de ordenadores, es recordado internacionalmente cada 9 de Agosto.
Los coworking dejan atrás las rígidas rutinas y extensas jornadas de la oficina tradicional, permitiendo que cada persona pueda trabajar a su ritmo. Además, estos espacios permiten generar sinergias con otros profesionales.
A pesar de que DeKoven fue el primero en usar este término, en 1995 y con el nombre de C-Base ya existía este espacio para motivar e inspirar a las personas en la ciudad de Berlín. Tiempo después, se crearon varios espacios con esta dinámica de trabajo como el “42 West 24”, en New York que hasta el día de hoy sigue ofreciendo servicios y “Community Center for Entrepreneurs” considerado el primer espacio europeo de trabajo colaborativo ubicado en Viena. Sin embargo, no fue hasta 2005 que se inauguró el primer coworking en San Francisco, Estados Unidos.
Inicialmente, estos espacios fueron creados sin fines de lucro y contaban con una cantidad reducida de mesas, wifi gratuito, almuerzos, actividades de relajación y se encontraba disponible solo 2 veces por semana. Este sitio cerró sus puertas un año después y en su lugar se abrió un coworking space con el nombre de Hat Factory, la primera oficina a tiempo completo.
Según datos de la empresa Emergent Research, dedicada al estudio de tendencias tecnológicas, hasta 2018 existieron en el mundo unos 12.000 trabajos colaborativos. A partir del año 2014 en Ecuador,se empezaron a implementar estas oficinas a la par de la inauguración de IMPAQTO, que actualmente funciona en Quito.
Alejandra Marín, coordinadora de esta entidad, define a una incubadora de empresas de oficinas flexibles que se adapta al tiempo, necesidades y espacio requerido. A su vez, enfatiza que estos espacios nacen a partir de problemas básicos como: aislamiento de personas, carga emocional, y distracciones.
Marín, destaca los beneficios como mentorías, descuentos, promociones, eventos, comunidad, networking, internet gratuito y charlas de interés. Además, menciona que según las estadísticas que manejan, 1 de cada 3 ecuatorianos son gerentes-dueños de una empresa a etapa temprana, pero que el 90% de esta falla en el primer año, debido a la falta de acompañamiento y desconocimiento de herramientas y estrategias.